Los diez años viviendo con sus tíos enseñaron a Harry Potter
lo más importante que podemos aprender en la vida, que las dificultades nos
hacen fuertes, que una cicatriz en la frente, lejos de ser una afrenta, puede
ser la señal de haber vencido. Porque solo el que se esfuerza puede ser fuerte,
mientras el que no se esfuerza, aunque se crea muy fuerte, nunca será nada. Y
no hay que esperar grandes sucesos en nuestra vida para entonces ser fuertes, la
fortaleza no se improvisa, hay que esforzarse todos los días un poco; para
conseguir la fortaleza de Harry Potter, que en una ocasión pierde todos los
huesos de un brazo y varias veces tiene que enfrentarse con la muerte, hay que
pasar años luchando todos los días; porque es en la vida ordinaria, en el día a
día, donde tenemos que esforzarnos si queremos ser fuertes y salir adelante.
“Aquella cicatriz era la mas extraordinaria de todas las
características inusuales de Harry. No era, como le habían hecho creer los
Dursley durante diez años, una huella del accidente que había acabado con la
vida de los padres de Harry, porque Lily y James Potter no había muerto en un
accidente de tráfico, sino asesinados. Asesinados por el mago tenebroso más
temido de los últimos cien años: lord Voldemor. Harry había sobrevivido a aquel
ataque sin otra secuela que la cicatriz de la frente cuando el hechizo de
Voldemort, en vez de matarlo, había rebotado contra su agresor. Medio muerto,
Voldemort había huido… (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p.11)
El día que cumplió 11 años, Harry se enteró que era un mago
famoso. Sus tíos no le habían contado la verdad, le habían hecho creer que sus
padres murieron en un accidente de coche y él se salvó de milagro, quedándole
una cicatriz en la frente. Pero fue su amigo Hagrid quien le dijo la verdad
cuando fue a recogerlo al islote, donde estaba secuestrado por sus tíos para
impedir que fuera al colegio. Se lo explicó de manera sencilla para que Harry
lo entendiera:
-¿Nunca te preguntaste cómo te hiciste esa marca en la
frente? No es un corte común. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica
te tocó. Fue la que terminó con tu madre, tu padre y la casa, pero no funcionó
contigo, y por eso eres famoso, Harry” (Harry Potter y la piedra filosofal,
p.53).
¿Qué hubiera pasado si Hagrid deja a Harry con Sirius Blank
como se lo pidió éste, cuando lo sacaba de las ruinas de su casa? “Dame a
Harry, Hagrid. Soy su padrino. Yo cuidaré de él...” (Harry Potter y el
prisionero de Azkaban, p. 175). Habría cambiado la historia de su vida y Harry
hubiera crecido como un mago, igual que Ron, o, por el contrario no lo hubiera
podido proteger suficientemente de los amigos de Voldemort. Pero Dumbledore
tenía todo previsto y había ordenado a Hagrid que llevara a Harry con sus tíos.
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