Todos hemos descubierto la vida poco a poco, pero en el
mundo de los magos tienen muchas mas cosas que aprender. El profesor Lupin le
explica, en una ocasión, lo que son los dementotes: “Los dementotes están entre
las criaturas mas nauseabundas del mundo. Infestan los lugares mas oscuros y
mas sucios. Disfrutan con la desesperación y la destrucción ajenas, se llevan
la paz, la esperanza y la alegría de cuanto les rodea. Incluso los muggles
perciben su presencia, aunque no pueden verlos. Si alguien se acerca mucho a un
dementor, éste le quitará hasta el último sentimiento positivo y hasta el
último recuerdo dichoso. Si puede, el dementor se alimentará de él hasta
convertirlo en su semejante: en un ser desalmado y maligno. Le dejará sin otra
cosa que las peores experiencias de su vida. Y el peor de tus recuerdos, Harry,
es tan horrible que derribaría a cualquiera de su escoba. No tienes de que
avergonzarte” (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p.160).
Si para todos ir al colegio es una oportunidad para salir de
casa, pisar la calle, conocer amigos e incluso aprender muchas cosas, para un
mago como Harry Potter es una vida nueva. Porque la vida en casa de sus tíos no
podemos decir que fuera muy digna, mas bien todo lo contrario. Y comparando con
la vida de sus amigos le hace sentirse diferente.
Harry Potter es un muchacho diferente y él lo sabe, pero al
mismo tiempo no le gusta figurar, no quiere ser distinto. “Aunque era un
muchacho diferente en muchos aspectos, en aquel momento Harry Potter se sintió
como cualquier otro: contento, por primera vez en su vida, de que fuera su
cumpleaños” (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p.18). Hasta entonces
nadie se había acordado de él, por eso se sentía diferente.
Para un niño de trece años el no poder celebrar su
cumpleaños es por lo menos traumático, para sentirse descartado. Pero Harry
Potter se lo toma con calma y consigue que no le afecte. “Harry aún era un
muchacho diferente en otro aspecto: en el escaso entusiasmo con que aguardaba
sus cumpleaños. Nunca había recibido una tarjeta de felicitación. Los Dursley
habían pasado por alto sus dos últimos cumpleaños y no tenía ningún motivo para
suponer que fueran a acordarse del siguiente” (Harry Potter y el prisionero de
Azkaban, p. 10).
También era diferente en otros aspectos: que las vacaciones
de verano la gustaban menos que cualquier otra época del año, porque que culpa
tenía él si a los demás les gustaban las vacaciones de verano para dejarse
querer y no pegar ni golpe. En cambio las circunstancias le hacían diferente
muy a pesar suyo, por eso “Harry Potter era, en muchos sentidos, un muchacho
diferente. Por un lado, las vacaciones de verano le gustaban menos que
cualquier otra época del año; y por otro, deseaba de verdad hacer los deberes,
pero tenía que hacerlos a escondidas, muy entrada la noche. Y además, Harry
Potter era un mago” (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p.7)