lunes, 3 de marzo de 2014

Fortaleza en las pruebas



Harry fue mal tratado por sus tíos durante los años que vivió con ellos, pero no solo soportaba estoicamente los golpes, sino que fácilmente olvidaba sin resentimiento todas las afrentas. El día que dejaba para siempre Privet Drive, una vez que se marcharon los Dursley, intentando recuperar los ánimos de Hedwig, su lechuza blanca, le iba enseñando algunos detalles de la casa.
-Y aquí, Hedwig -prosiguió, abriendo la alacena que había debajo de la escalera-, es donde dormía antes. Tu no me conocías cuando... ¡Caray, que pequeña es! Ya no me acordaba” (Harry Potter y las reliquias de la muerte, p. 47).

Sus tíos le trataban duramente. Todas las amenazas se cumplían. Cualquier sospecha de infracción era castigada previamente y sin piedad; pero Harry se robustecía y aguantaba los golpes. En una ocasión las amenazas de tío Vernon llegaron al límite. “Te voy a encerrar… Nunca regresarás a ese colegio… Nunca… Y si utilizas la magia para escaparte, ¡te expulsarán!...

Tío Vernon fue tan duro con Harry como había prometido. A la mañana siguiente, mandó poner una reja en la ventana de su dormitorio e hizo una gatera en la puerta para pasarle tres veces al día una mísera cantidad de comida. Sólo lo dejaban salir por la mañana y por la noche para ir al baño. Aparte de eso permanecía encerrado en su habitación las veinticuatro horas del día”. (Harry Potter y la cámara secreta, p.26)

Aunque Harry solía escapar de todas las encerronas de sus tíos, siempre tenía que enfrentarse a la incomprensión más brutal. En la misma estación de King´s Cross al regresar terminado el tercer curso, Harry mencionó la carta de su padrino que sostenía en la mano; tío Vernon saltó como un felino furioso.

-¿Padrino? –farfulló tío Vernon-. Tú no tienes padrino.

-Sí lo tengo –dijo Harry de inmediato-. Era el mejor amigo de mis padres. Está condenado por asesinato, pero se ha escapado de la prisión de los brujos y ahora se halla escondido. Sin embargo, le gusta mantener el contacto conmigo… Estar al corriente de mis cosas… Comprobar que soy feliz… (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p. 359)

Pero en esta vida como en la de Harry Potter no todo van a ser dificultades, también hay gente que le quiere: la familia Weasley le recibe con los brazos abiertos desde el primer momento. Albus Dumbledore, en el testamento, le nombra su heredero y explica los motivos. “A Harry James Potter le lego la snitch que atrapó en su primer partido de quidditch en Hogwarts, como recordatorio de las recompensas que se obtienen mediante la perseverancia y la pericia” (Harry Potter y las reliquias de la muerte, p. 115). Son detalles que hacen feliz a cualquiera, aunque muchos no aprecian su valor porque desconocen el tesoro que esconden. Tampoco sabía Harry que la pequeña snitch escondía la Piedra de la Resurrección.

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