Los valores que destacan en Harry Potter son apreciados por
todos los que le tratan; por ejemplo el testimonio de Griphook, el duende que
le atendió la primera vez que fue a Gringotts, cuando Harry le pide ayuda para
entrar en el Banco, como es lógico el duende se niega y Harry tiene que darle
razones convincentes:
“Pero yo no pretendo hacerme con ningún tesoro, ni intento
coger nada para beneficiarme personalmente. ¿Me crees?
El duende lo miró de soslayo...
-Si existiera un mago del que pueda creer que no busca un
beneficio personal -dijo Griphook al fin-, serías tu, Harry Potter” (Harry
Potter y las reliquias de la muerte, p, 412)
Y también el comentario de Dobby, el elfo domestico de los
Malfoy, que quiere salvarle la vida a toda costa:
-¡Harry Potter arriesga su propia vida por sus amigos!
-gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza-. ¡Es tan noble, tan
valiente...! (Harry Potter y la cámara secreta, p. 156)
Harry iba de asombro en asombro descubriendo la vida de los
magos. Preguntaba en toda ocasión a cualquiera que le pudiera responder. Un día
preguntó a Hagrid:
-Pero ¿qué hace un Ministerio de Magia?
-Bueno, su trabajo principal es impedir que los muggles
sepan que todavía hay brujas y magos por todo el país.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Vaya, Harry, todos querrían soluciones mágicas
para sus problemas. No, mejor es que nos dejen tranquilos” (Harry Potter y la
piedra filosofal, p. 61)
El deporte favorito de los magos era el quidditch. También a
Harry tienen que explicarle como se juega, porque nunca había oído hablar de
ese deporte:
“En un equipo de
quidditch había siete personas: tres cazadores, cuya función era marcar goles
metiendo el quaffle (un balón como de fútbol, rojo) por uno de los aros que
había en cada lado del campo, a una altura de quince metros; dos golpeadores
equipados con fuertes bates para repeler las bludgers (dos pesadas pelotas
negras que circulaban muy aprisa, zumbando de un lado para otro, intentando
derribar a los jugadores); un guardián que defendía los postes sobre los que
estaban los aros; y el buscador, que tenía el trabajo mas difícil de todos,
atrapar la dorada snitch, una pelota pequeña con alas, del tamaño de una nuez,
cuya captura daba por finalizado el juego y otorgaba ciento cincuenta puntos al
equipo del buscador que la hubiera atrapado” (Harry Potter y el prisionero de
Azkaban, p.122).
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