El día 18 de marzo del año 2000 conocí a una pareja de
recién casados que disfrutaban de su luna de miel en Sevilla. La típica pareja de
turistas que quieren conocer todo y preguntan por todo: donde está la Giralda,
me preguntaron. Es la pregunta del millón, pues la mayoría de los turistas que
pasan por Sevilla, y son muchos, preguntan por la Giralda. Nos hicimos amigos,
les orienté a la Giralda y nos despedimos. El con cara de crío, el pelo
revuelto, gafas redondas y muy elegante. Ella pelirroja, desenfadada y mucho
mas madura, aparentemente. Me dijo llamarse Harry Potter, pero dada mi
ignorancia literaria contemporánea no le hice mucho caso.
Al día siguiente, por casualidad, nos encontramos otra vez.
No me preguntaron nada y como éramos amigos, estuvimos paseando y viendo cosas.
Vimos el Parque de María Luisa, con más de tres mil especies de plantas
tropicales traídas de América, perfectamente adaptadas en Sevilla; entre otras la
secuoya más grande del mundo, donde salvaron la vida los Trece de la fama. Paseamos
por la Plaza de España, en la que se han rodado muchas películas, como Laurence
de Arabia, que, me dijeron, la habían visto. La Plaza del Caballo, llamada así
por el monumental caballo que la preside, aunque debería llamarse la Plaza del
Cid, porque es quien monta el caballo. La antigua fábrica de tabacos, actual
Rectorado de la Universidad. El Palacio de San Telmo, actual sede de la Junta
de Andalucía. La Torre del Oro, que les impresionó lo pequeña que es, porque si
en ella se guardaba todo el oro que venía de América, no parece que pudiera
venir mucho.
Tanto les gustó Sevilla que pensaban repetir el viaje para
dentro de un año, por las mismas fechas, cuando el azahar está en su apogeo. Se
les veía encantados y con ganas de quedarse mas tiempo; pero tenían que
continuar su viaje pues pensaban legar a Egipto. Sin preguntarles nada –respetando
su reserva- él me dijo que era mago. Yo entendí que hacía trucos con las cartas
e incluso que se ganaba la vida de esa forma; pero no pregunté más detalles porque
también me dijo que trabajaba en un ministerio, en el departamento de
seguridad, tampoco le pedí más explicaciones. Les dejé mi dirección y nos
despedimos hasta el año que viene. Yo sabía que los ingleses son muy reservados
y no conviene preguntarles por su vida privada, pero esta pareja resultó
excepcional.
Un año después recibí una carta en la que me comunicaban no
poder venir porque Giny estaba indispuesta. Había tenido un aborto. A partir de
entonces nuestra comunicación por escrito se hizo cada vez mas frecuente, casi
mensual. Me contaron que Harry era hijo único, que sus padres murieron
trágicamente cuando tenía un año y que se había criado con su tía Petunia. En
cambio Ginnevra tenía una familia numerosa. Era la mas pequeña, hija única de siete
hermanos. Se conocieron el día que Harry se incorporaba al colegio por primera
vez, ella tenía diez años y él once. Harry estaba en la clase de su hermano
Ron.
En sus múltiples cartas me contaron muchos detalles de su
vida, sobretodo de los años en el colegio, llenos de aventuras increíbles. Si
lo escriben pueden hacer una película, les dije.
Por mi parte, en mis cartas les conté las maravillas de la
Semana Santa de Sevilla, la calidad artística de las imágenes y el arte de los
hermanos cofrades, que organizan las procesiones. Por algo son miles los que
vienen cada año sólo para verlas.
También les expliqué la Feria de Abril, que empezó como
feria de ganado y ahora es la mayor empresa de Sevilla.
Me preguntaron por la Expo del 92 y tuve que reconocer que
si bien vino mucha gente, yo no la había visto. No obstante todavía quedan
restos como el “paquito”, un puente sobre la dársena que se parece al puente de
San Francisco, de ahí el nombre.
Como las cosas se iban complicando, los viajes se iban
posponiendo y las noticias sobresalientes brillaban por su ausencia, yo no
sabía que mas cosas contarles; hasta que llegamos al año 2005. Este año fue
excepcionalmente bueno en noticias, la primera que Ginny da a luz su primer
hijo, James Sirius. Su hermano Ron se casa con Hermione Jean Granger, la empollona de
su clase. Y no os lo vais a creer pero…
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