Mi sorpresa fue mayúscula cuando ese año descubrí, también
por casualidad, los tres primeros libros, en los que la profesora Rowling nos
cuenta la historia de Harry Potter. Me quedé alucinado. Coincide todo
perfectamente con lo que Harry me había contado. Es como si alguien escribe tu
propia vida y da detalles que no recuerdas. Mas adelante pude leer los otros
cuatro libros que completan la biografía de Harry en sus años de colegio. Reconozco
que aunque yo hubiera intentado recabar todos los datos para hacer un guión y
posterior película sobre la vida de Harry, jamás igualaría el magnífico trabajo
de J.K.Rowling.
Seguro que no soy el único que se ha entusiasmado leyendo
esta historia, también por la amistad que me une a Harry y su familia; pero soy
de los pocos que han tomado nota de lo que cuenta y poder así escribir algún
comentario, pues, a mi entender, puede ser útil a mas de uno. Tal es así que
estoy dispuesto a participar mi entusiasmo con todos aquellos que quieran
compartirlo.
Desconozco si la intención de J.K.Rowling al escribir la
historia de Harry Potter era resaltar sus muchas virtudes para que sirva de
modelo a las futuras generaciones o simplemente contraponer la maldad de
algunos magos a la bondad de otros para que aprendamos a elegir nuestros
amigos. Lo que sí ha conseguido es que millones de jóvenes en todo el mundo se
aficionen a la lectura.
Nosotros los muggles tenemos que aprender muchas cosas de
Hary Potter, y no precisamente magia. Evidentemente hay magos malísimos,
incluso peores que los no magos, que pretenden apoderarse del mundo utilizando
el poder de la magia; por un momento parece que lo pueden lograr, pero por
mucho que lo intenten no lo conseguirán nunca, porque el mal nunca triunfa; en
cambio el bien permanece y los que se deciden por el bien pueden llamarse
vencedores. No podemos negar que la mayoría de los magos son buenos, que
sobreviven peleando contra el mal; superando algunos defectos personales, que ponen
en evidencia sus muchas virtudes. Por ejemplo: Dumbledore, los esposos Weasley, James y Lily Potter, Minerva
McGonagall y prácticamente todos los profesores de Hogwarts.
Harry Potter es un modelo para nosotros, es el Elegido,
conoce sus poderes, y acepta con resignación, sin dar un paso atrás, todas las
desgracias que le vienen: la muerte de sus padres, el mal trato en casa de sus
tíos, los castigos injustos en el colegio, el desprecio de algunos compañeros,
y finalmente, tener que dar su vida para salvar a los demás.
Algunos comentaristas han criticado la excesiva ligereza al
tratar la maldad, el odio o la muerte; desaconsejando su lectura a menores de
trece años. Como amigo de Harry Potter me siento en la obligación de salir en
su defensa. No es cierto que la lectura de la historia de Harry Potter
distorsione la mentalidad de los jóvenes menores de trece años, mas bien les
ayuda a fortalecer su imaginación, a ser fuertes ante el dolor y no quejarse de
las dificultades; y a los mayores les sirve también para vaciar su cabeza de
pájaros y no creerse el rey del mundo porque tengan la vida resuelta y sin
problemas.
Personalmente tengo que agradecer a J.K.Rowling su precisión
al narrarnos los hechos de la vida de Harry Potter. Los diálogos, concisos, me
recuerdan el estilo de su compatriota W. Shakespeare. Sirva de ejemplo el
diálogo de los cuatro fugitivos de Voldemort, que están dando buena cuenta de
unas truchas, pescadas junto a la cascada:
-Entonces, ¿tú te crees esa historia? -pregutó Dirk-. ¿Crees
que Snape mató a Dumbledore?
-Por supuesto -afirmó Ted-. No tendrás el valor de decirme
que piensas que Potter tuvo algo que ver con eso, ¿verdad?
-Últimamente uno ya no sabe qué creer -masculló Dirk.
-Yo conozco Harry
Potter -terció Dean-. Y estoy seguro de que es autentico; de que es el Elegido,
o como queráis llamarlo” (Harry Potter y las reliquias de la muerte, p. 256).
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